Entradas

Mostrando las entradas de noviembre, 2022

Yapana

  El estruendo terminó con mi largo sueño. La fuerte sacudida cerró el letargo de dos millones de años (quizá tres). Reaccionaba y recuperaba el sentido con dificultad; no podía entender bien lo que ocurría, solo una lluvia tupida, rayos y truenos, grietas en la tierra, y, de pronto, avanzamos. Empecé a rodar, cuesta abajo. A pesar de mi tamaño, me sentía poderoso, imponente. La gente se horrorizaba a nuestro paso, gritando: «¡yapana! ¡yapanaaaaaa!». Arrasábamos con todo, éramos imparables. Hoy rodaba, y pensaba, literalmente, en las vueltas que da la vida: hace unas horas (o siglos, quién sabe) un animal meaba encima mío, y hoy era parte de una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza. Continuamos la marcha, hasta llegar a una esquina del cañón por el que descendíamos. Allí se abrió la masa. Tuvimos un momento de descanso en el lecho del río. Cuando el fango se asentó (sobre mí y sobre muchos de mis hermanos), pude ver, por encima del agua, algunos hocicos sorbiéndola con desespe
Día de los Muertos  Renacer profundo,  del abrigo de la tierra reconociendo oscuridades  abrazando lo insondable.  Conjurar con humo de tabaco la palabra muda Lo que no se pudo decir Lo que no se pudo sentir  Elevar al cielo  El beso que no salió de mi boca  La lágrima cristalina El fuego del corazón.